Año 2007. Marvel Studios, en su extensión cinematográfica, nace. Año 2015, justo 8 años después, Marvel estrena su película más cara y ambiciosa. Una decena de cintas donde, con algunos altibajos, han sabido superarse a si mismos. Y nunca, jamas, dejar de tener un plan.

Vengadores: La era de Ultrón no solo es superior a su predecesora, sino que se sitúa en el podio junto con Capitán América: El soldado de Invierno si bien no llega a ser tan redonda como la película de los hermanos Russo.

Mas densa, compleja, adulta, oscura. Se agotan los adjetivos. Si hay una palabra que la defina bien en comparación con su primera entrega es MADURA. Whedon arriesga, prueba cosas nuevas. El montaje sugiere, corta antes de tiempo (como su memorable frase final) y alarga cuando es necesario.

La fotografía, lejos del estilo televisivo-digital de la primera, donde incluso utilizaron DSLR e iPhones, regresa aquí al celuloide, al 35mm, al uso de filtros, contrastes y contraluces proporcionando un empaque mas cinematográfico.

Su principal desventaja, si se puede decir así, es a la vez su punto fuerte. Donde Vengadores era enfocada, ligera y efectiva, Ultron nada en un mar de subtramas que alargan la cinta hasta los 140 minutos, dejando un poso mucho más rocoso. Hecho que seguramente alejara a espectadores “casual” de un segundo visionado, terreno donde la primera película fue la reina.

Ultron abre con una potentisima set-piece en la nieve donde Whedon ya regala sus primeros grandes planos y muestra sus grandes virtudes. Agilidad de diálogos, divertidísimos one-liners, química entre los actores y economía de montaje. De ahí hasta el final la película va como un tiro pero Whedon, a diferencia de Avengers, deja más espacio para el desarrollo de personajes y para el descanso del espectador.

De entre toda esa nube de actores y tramas el gran triunfador es Jeremy Renner (Ojo de Halcón) que aquí brilla y explota. Se gana al espectador. Él solo carga con la parte más emocional de la cinta y se redime de los escasos 14 minutos en pantalla que tuvo en la primera parte. Whedon ha hecho los deberes.

Ruffalo y Johanson, gracias a la presencia de una sub-trama propia, ganan minutos y peso. Olsen y Taylor-Johnson, recién llegados a la franquicia, se reparten tiempo y aportan profundidad al resto del elenco, amen de una baza del guion donde  La Bruja Escarlata, envía las mentes de los súper-heroes al limbo.

Sin el peso dramático de su hermana en la ficción. Taylor-Johnson no goza del mismo tiempo en pantalla, pero aporta nuevas sensaciones al grupo.Resulta curiosa la historia de este personaje, ya que la Fox posee también los derechos para el cine  y ya lo utilizo en la última cinta de los X-Men, si bien haciéndolo aparecer y desaparecer de la pantalla de una forma mucho más arbitraria.

El resto del elenco en su linea, conscientes en su mayoría, de que en el futuro volverán a gozar de tiempo en pantalla. El mas sacrificado tal vez, Thor. Si bien esta vez, Chris Hensworth aporta un componente de humanidad ausente en anteriores películas.

El personaje de Ultron es un caso aparte. El increíble trabajo con la voz de James Spader invita a pensar en él más como una persona física que como un Robot. Ultron bromea, maldice, y se emociona. Sufre y sueña. Hubiera sido muy fácil caer en el topicazo del robot lógico, frío y calculador. Aquí Whedon sale ganador.

¿La pega? La gran pega del blockbuster contemporáneo. Ultron ahorra tiempo donde y cuando puede, incluso cuando no puede. Los Deux ex Machina se suceden y los personajes entran y salen de la historia más por necesidad del guion como por motivos reales. Se nota falta de minutos, seguramente abandonados en la sala de montaje, en todas sus tramas. Para el productor, si el metraje puede durar 140 en vez de 170, debería hacerlo.

El resultado final. No es una obra maestra, pero si un extraordinario ejercicio de equilibrismo. Cuesta imaginar un tono mejor entre la comedia, la aventura, y el drama. Y no cuesta nada imaginarse un material así en manos de otro estudio u otro director. Se convertiría en un espectáculo vació y fácil, perezoso y familiar. Whedon respeta su propia película, y nunca deja de tomársela en serio. Y sobre todo, respeta al espectador. Dentro de su contexto heroico-festivo y hollywodiense, “Ultron” nunca deja de querer ser realista. Y eso se agradece mucho.

Como apunte personal, disfrute mucho más aquí que en su día con su predecesora. El director ha encontrado el camino para sorprender al agotado espectador, acostumbrado ya a mil batallas y a rizar el rizo una y otra vez. Tal vez ese esfuerzo le haya pasado factura, y ahora abandone este universo para buscar historias más intimas.

El final y la de escena post-creditos, a modos de super cliffhanger,  poco menos que auguran un apoteósico futuro. Ultron debería haber sido el apogeo del género y, tal vez, el principio del fin, el inicio de la cuesta abajo. Pero puede que Marvel se las arregle para alargar la inevitable implosion, al menos hasta el fin de la fase 3, con su mega-proyecto Avengers: Infinite War. ¿En medio? Ant-Man, Black Panther, Doctor Extraño, el re-reboot de Spiderman y los regresos del Capitan America, de Thor y de los Guardianes de la Galaxia.

Visto lo visto aquí, todavía hay espacio para tratar de mejorar, para endurecer y solidificar los cimientos, para crecer y hacer crecer al espectador de paso. Éxitos como el de Daredevil en la pequeña pantalla, demuestran que el fenómeno súper-heroico no ha agotado todas sus cartas y que aun le quede mucho por aportar. Avengers: Age of Ultron es un buen ejemplo de ello.

Vengadores: La Era el últrón poster

1 COMENTARIO

  1. Genial crítica. Coincido con tu punto de vista Isaac. Marvel tiene cogido al toro por los cuernos. Esperemos que sigan haciendo buen uso de sus grandes ideas para la gran pantalla y para la pequeña, también 😉

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