Las colinas tienen ojos

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Las colinas tienen ojos (Hills have eyes)

2006
Dirección: Alexander Aja



Este texto, al menos en su fase programática, pretende dos cosas: por un lado, llevar a cabo una reseña crítica sobre un film, y al mismo tiempo exponer una declaración de principios cinematográficos que, podríamos decir, adquieren la forma de una queja derivada de ciertos factores estéticos.

Pero lo primero es lo primero: comentar el film. No creo sea necesario ahondar en los vericuetos del argumento, que relataremos tangencialmente (y que muchos lectores sabrán ya). La historia es bien conocida: una familia se va de vacaciones y pretende llegar a California a través de una carretera muy poco transitada a través del desierto. Un viejo que atiende una gasolinera les indica un camino alternativo, por el cuál se ahorrarán uno kilómetros. Mala elección, porque el mencionado camino hace que se les averíe el automóvil en medio de la nada. Y no obstante con eso, se agregan más problemas, puesto que no están completamente solos: extrañas personas viven en las colinas y no se detendrán hasta convertir el viaje de placer en una experiencia de horror.

Ahora bien, más allá de la simplicidad del argumento (al que nos podemos adelantar ya con el videoclip de los títulos iniciales), la película es disfrutable, a fuerza de que recurre a estrategias ?sensacionalistas? para narrar su historia. En efecto, si algo no falta en este film son escenas propias del género en el que se inscribe, abundando en cuerpos mutilados, laceraciones, sangre, teratologías varias, incineraciones, golpes, hachazos y demás elementos retóricos sangrantes. Excepto desnudos femeninos (grave error). Toda una explosión visual que nos hace olvidar de que debería existir algo detrás (y de hecho, casi no existe). Para disfrutar de la película también debemos olvidarnos de la complejidad psicológica de los personajes que brilla por su ausencia. Los buenos son buenos y los malos perversamente malvados. Así sin más. Y si alguien se salva de esta taxonomía es la pequeña Ruby, que se muestra coherente desde el principio hasta el mismo final del film, siempre con una actitud protectora y casi materna. Por lo demás, hay incoherencias que pueden permitirse: el hecho de que el joven padre de la bebé abogue por una acción ?racional? y al otro día decida hace una incursión al estilo action hero en un pueblo harto hostil. Es además sospechosamente extraña la actitud de este personaje, al que en el inicio lo vemos despreocupado e incluso superficial y luego como un frío asesino de sus enemigos.
Lo que no puede reprochársele a su director, Alexander Aja, es no haber echado mano de los recursos del suspenso, porque sí lo hay y a lo largo de todo el metraje, e incluso algún que otro buen susto. En eso, creo, estriban los mayores méritos del film, en la tensión que logra generar.
¿Es buen o mal film? Clasificar tan drásticamente a Las colinas tienen ojos sería caer en una simplificación que no me permitiré. Diré tan solo que es una película completamente disfrutable si nos olvidamos de lecturas profundas y análisis complejos (porque no los resiste). Como entretenimiento funciona perfectamente, más si son (como quien suscribe) espectadores reincidentes en el género del terror.

Y el terror nos lleva al segundo punto de esta crítica, el que ut supra catalogué de queja. Y esta queja tiene ver intrínsecamente con la escena final del film, escena que retoma un vicioso y gratuito tópico del género: el (falso) final abierto.
El final abierto -que si se sabe utilizar correctamente es un recurso excepcional; pero allí reside la dificultad, en utilizarlo sensatamente, en que sea un elemento narrativo que nos amplíe las posibilidades de lectura de una narración- de Las colinas tienen ojos puede tomarse de dos maneras. A saber: a) una lectura ideológica que adscribe a la eterna lucha entre el Bien y el Mal, y que nos revela que el triunfo del Bien es en todas las veces sólo parcial e ilusorio, porque el Mal nos rodea siempre; o b) El cierre nada tiene de complejo y es una mera estrategia del autor para terminar el guión, porque sencillamente no sabe como finalizar la historia. Y dado el contexto de humildad semántica (si se me permite la aplicación de este concepto al lenguaje icónico) de la película es esta la opción correcta, a mi entender.

Es un mal que se repite en los productos de la factoría hollywoodense y del que se debería huir, porque banalizar el final abierto es anularlo, es suprimir lo que tiene de ventajoso. Es tentador, por supuesto hacer un uso indiscriminado de él, más cuando otorga un aura misterio e impacto.

Porque saber cerrar una historia es también saber dotarla de un final sensato: no todo tiene que ser tan relativo. Un final cerrado puede muy bien ser recibido. Pero no: Las colinas tienen ojos prefiere la otra opción, la del final abierto y arbitrario. En mi caso particular, la sensación que me dejó es la de la futilidad de las acciones de los personajes. ¿Por qué tenemos que soportar hora y media de inútil tensión? ¿Por qué debemos tolerar las peripecias de los personajes por sobrevivir? ¿Para qué? ¿Para que sobre el final se caigan todas las esperanzas? Más vale hubieran terminado con toda la familia a los treinta minutos: nos habríamos regocijado placenteramente con la sangre y las mutilaciones y nos ahorrábamos una hora de variadas inutilidades. Pero nosotros, simples receptores, nada podemos hacer: son las tiranías de la dictadura del éxito a toda costa.

[Sepulturero]

El final abierto, donde el mal perpetra una futura aparición, es inconcluso, por la incomodidad de hacer que sea este mal el vencedor absoluto. Eso sería lo coherente, pero tan incoherente es que el bien siempre resulte victorioso, como moralmente desaconsejable su claudicación ante lo maligno.
Y es que en definitiva, prima la mal llamada ética (más bien moralina) sobre la estética, escuchando así las convulsiones de penitencia de los protagonistas y las histerias de redención de los espectadores

[Decipher]

Yo sin embargo no veo en este caso el final como un recurso facil del realizador para dar por finalizada una historia que no sabe como finalizar. Mas bien veo una coherencia evidente viendo por donde se ha sumergido todo el metraje. Como tu muy bien dices, hay que saber poner un punto y final a la historia, pero seamos sensatos, si buscamos un minimo de realismo, coincidirás conmigo en que ese final debe ser coherente con lo anteriormente expuesto. Por tanto entiendo ese final como un inteligente detalle en el cual el espectador por fin percibe que el escenario en el que se desarrolla el filme es un personaje tanto o mas peligroso que los mutantes, y en ese sentido Aja nos ha ido previniendo constantemente de ello a lo largo del filme, con abundantes planos descriptivos de la zona, que entiendo, no fueron en ningún caso arbitrarios sino para definir conceptualmente la hostilidad de una región que finalmente se alza como el verdadero mal del filme, no tanto los mutantes, que en el fondo no dejan de ser individuos de carne y hueso que perfectamente son combatibles.
Con lo cual, aquí nos encontramos en la siguiente tesitura, los personajes se han obsesionado hasta la extenuación con los mutantes descuidando gravemente las posibilidades de supervivencia en semejante entorno bajo condiciones menos acomodadas que las que ofrecia la caravana.
Así lo entiendo yo al menos.

[quebrantahuesos]

[Patrick_Bateman]

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[Eddie666]